viernes, 5 de febrero de 2016

PREEXISTENCIA

SOBRE LA PREEXISTENCIA.

Definición: existencia anterior, con alguna de las prioridades de naturaleza u origen. Existencia anterior a un determinado momento o circunstancia.

En nuestro ámbito de estudio, la arquitectura, la preexistencia va a ser todo aquello que acontece al diseño, desarrollo y creación de una obra. Así pues, la arquitectura nunca trabaja desde cero en un espacio vacío, sino que lo que define en gran medida el objeto a construir es la serie de circunstancias y elementos que le acontecen. 

Al igual que ocurre con los seres humanos en la famosa cita de Ortega y Gasset, "Yo soy yo y mis circunstancias", la arquitectura viene definida por el mundo en el que se halla inmerso.
Todo diseño viene limitadado por una serie de parámetos previos: la cultura, la época histórica, la sociedad, las dimensiones, la existencia de algún elemento previo... Todos estos factores caracterizan un lugar (un espacio alterado por el ser humano).
En resumen, la preexistencia es el conjunto de elementos que aun siendo externos al proyecto, le definen. De esta forma, el arquitecto trabaja sobre algo ya construido. Cconstruye apilando "sedimentos" (circunstancias y hechos). A su vez, la obra este arquitecto permite la construcción posterior de una nueva obra.


ALGUNOS EJEMPLOS

MUSEO HISTÓRICO DE NINGBO. Wang Shu, Chen Yonbing.

   
El edificio es una construcción asimétrica y parcialmente inclinada. Se asemeja a la forma de una montaña, tambiñen a un barco. Esta forma hace referencia a un accidente geográfico en Ningbo y a la importancia del comercio marítimo en la zona. Así, el museo es un símbolo en sí mismo de la historia y la cultura. Los materiales de los que se componen proceden del desguace de viejos edificios, junto con ladrillos hechos por artesanos locales (de lejos forman un conglomerado gris con salpicaduras de naranja).  Dichos elementos imitan a sedimentos apilados a lo largo del tiempo. Es una forma de honrar al lugar y a su historia.

"No son escombros, es historia, tiempo y experiencias. Mucha gente ha tocado estos ladrillos".
                                                          Wang Shu.


LOS TRES REFUGIOS.


Tanto el Cabanon que Le corbusier construyó en la costa azul francesa para pasar allí los últimos años de su vida, como The Box, la pequeña casa que el joven Ralph Erskine construyó en la campiña sueca, tuvieron en la penuria de vivienda que se vivió en Europa durante la Segunda Guerra Mundial y en su posguerra una de las principales razones para su construcción.

THE BOX. 

Esta pequeña casa cerca de Estocolmo fue desarrollada por el arquitecto Ralph Erskine. Está situdada en un terreno extenso de laderas boscosas en mitad de un claro rocoso. La casa es un refugio que se mimetiza en la naturaleza y saca de ella el máximo partido sin causarle perjuicio. Por ejemplo, en el exterior de la pared norte se apilaban en invierno troncos de madera con el fin de mejorar el aislamiento en esta orientación más fría. No  había cuartos de baño ni agua corriente; el agua la llevaban del pozo hasta la casa. ­­­

LE CABANNON. 

Esta pequeña construcción de 16 metros cuadrados fue construida íntegramente con madera. La cubierta exterior se compone de troncos de madera obtenidos del entorno, de aspecto rústico y primitivo; mientras que el interior está formado por madera contrachapada y materiales de elaboración industrial de gran sofisticación. La casa es un refugio que al igual que The Box, se integra con la naturaleza, a la vez que permite a uno aislarse de todo lo que hay más allá de sus muros.
El 30 de diciembre de 1951, en la esquina de una mesa de un pequeño chiringuito de la Costa Azul, dibujé, para regalárselo a mi mujer con motivo de su cumpleaños, los planos de una cabañita que al año siguiente construí sobre un peñasco batido por las olas. Estos planos fueron hechos en 3/4 de hora. Son definitivos, nada he cambiado. La cabañita fue realizada tras pasar a limpio aquel dibujo.

ARTÍCULO JOSE RAMON HERNANDEZ CORREA 

En 1924 Eileen Gray diseñó una extraordinaria casa para ser construida en Cap Martin frente al mar, y en la que vivir su idilio con el crítico Jean Badovici, amigo de Le Corbusier.
Hoy, 27 de agosto, se cumplen cuarenta y nueve años de la muerte de Le Corbusier. Estaba de vacaciones en Cap Martin, en la Costa Azul francesa, su paraíso infernal (o su infierno paradisíaco). Por la mañana, después de desayunarse, se metió en el mar a nadar y murió de un ataque cardíaco, con setenta y siete años, diez meses y veintiún días de edad. (Hago la puntual y dolorosa crónica en mi libro Necrotectónicas). 
La casa se construyó entre 1926 y 1929. La llamaron E 1027, un nombre que se las trae, y que parece escasamente romántico, pero lo es, porque entrelaza los nombres de los dos amantes: E de Eileen; 10 es el ordinal de la letra J (de Jean) en el abecedario; 2 de B (Badovici), y 7 de G (Gray).
La casa era magnífica. La pareja invitó allí a menudo a su amigo Le Corbusier, paleto como nadie, que se quedó fascinado con la casa, pero sobre todo con su autora. El machista patán lo flipaba ante esa mujer libre, artista, emprendedora, elegante, inteligente, culta… No sigo. Soñaba con dominarla, someterla. Todo esto formaba un torbellino en su cabeza y un insulto y un desprecio permanente a su esposa, que no podía ni compararse a Eileen. En fin: una fantasía rara, sádica y cruel.
Le Corbusier se ofreció a pintar unos murales en la casa, a lo que Gray se negó rotundamente. El infame esperó a que el amor entre Eileen y Jean se acabara y a que ambos, desilusionados, abandonaran la casa, y entonces la tomó al asalto, pintando unos murales eróticos y fotografiándose desnudo mientras los pintaba. ¿Qué quiere decir esto? ¡Que llamen a un loquero! (Publicó los murales y parte de la casa en su Œuvre Complète y creó el malentendido, que no desmintió, de que él era el autor de E 1027).
Muchos años después convenció a una amiga suya para que la comprara. (¿Por qué no la compró él?). Y así la tuvo para su placer cada vez que la quería.
No obstante, se construyó unos metros más arriba (sí, más arriba; siempre la dominación) una pequeña cabaña sobre el terreno que le “pidió prestado” al dueño de un restaurante, al que no sólo se adosó, sino a cuyo comedor abrió una puerta directa para pasar libremente.
De este modo, la romántica cabaña, mínima, austerísima, tenía pegado un restaurante, y unos metros más abajo un casoplón al que bajaba Corbu cada dos por tres. Así vivo yo también en una minicabaña, ¿no te digo? Y en una tienda de campaña. ¡Y para colmo dice Corbu que la cabañita la hizo como regalo para su esposa! ¡Qué morro!
El caso es que la mañana de su muerte bajó a desayunar a E 1027, como todos los días, y tal vez a exonerar el vientre, como todos los días. (Decía con orgullo que en la cabaña tenía la taza del retrete pegada a la cama, y que eso era muy higiénico, muy maquinista y muy moderno; pero yo sostengo que no llegó a estrenar esa taza jamás, y que usaba las del restaurante y las de la casa de Gray). Una vez satisfecho bajó al mar a dar unas brazadas.
Y allí cayó el caradura. (Perdón, quise decir “la criatura”. Maldito corrector).


HOUSE OF CHARLES  MOORE
El arquitecto Charles Moore diseñó esta casa como un refugio propio, capaz de cubrir las necesidades básicas de un hombre soltero. Ya desde un primer momento, Moore queda impactado por la belleza del lugar en la que se situará su futura casa. Se encuentra con una explanada circular rodeada de robles. Esta imagen le recuerda a los prados redondos sobre los que reflexionaban los poetas chinos, lo cual le produce una profunda carga espiritual y le lleva a concebir la vivienda no solo como un refugio capaz de atender las necesidades de toda vivienda, sino un "Centro del Universo" ideal.
Moore defendía una arquitectura configurada a partir de los deseos del cliente, las sugerencias del lugar y la forma entendida como puente entre la cultura, el pasado, la tradición y su tiempo, manteniendo siempre la fórmula de su eficaz vacuna contra cualquier rigidez puritana y dogmática: "¡Una casa no es un cilicio!".
         Charles Moore, 'in memóriam' ELIAS TORRES 5 FEB 1994 EL PAÍS

No hay comentarios:

Publicar un comentario